Mar del Plata, a 47 años del golpe militar: violencia, represión y transformación

@FotosFamiliaMdP – MdP: 24 de marzo de 1976. Primeras horas del golpe cívico militar.

El Investigador y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata Juan Ladeuix recuerda los acontecimientos en la ciudad durante el golpe militar de 1976.

Mar del Plata, 24 de marzo de 2023 – Hoy se cumplen 47 años del golpe militar en Argentina, y para recordar cómo se vivió aquella jornada en Mar del Plata, Portal Universidad ha conversado con el Dr. en Historia Juan Ladeuix, investigador del centro de estudios históricos y docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Ladeuix relata cómo la ciudad, con una fuerte presencia militar y activismo político estudiantil, vivió la violencia política incluso antes de la dictadura y cómo la sociedad civil marplatense tuvo que adaptarse o resistir a los cambios impuestos.

El golpe de Estado, perpetrado en la madrugada del 24 de marzo de 1976, llevó a la destitución de la presidenta Isabel Perón y la implementación de una dictadura cívico-militar. La violencia política y la represión ya eran evidentes en Mar del Plata, con el primer desaparecido, Alejandro Wilson, en enero de ese año. Wilson, un militante sindical del gremio de la carne y miembro del Partido Comunista, fue secuestrado en su casa y posteriormente desaparecido. Se produjeron más casos previos a la dictadura, y luego comenzó el terror dictatorial.

Ladeuix destaca que en Mar del Plata hubo alrededor de 400 desaparecidos en una población que no llegaba a los 350 mil habitantes, lo cual da un número alto en comparación con otras ciudades. La resistencia al golpe fue escasa en la ciudad, ya que en tan solo cinco días más de 60 referentes sindicales y políticos fueron encarcelados.

El 24 de marzo de 1976, La Capital tituló: «Cayó el gobierno de Isabel Perón». El diario relata cómo las fuerzas militares tomaron el control de canales de televisión 8 y 10, estaciones de radio LU6 y LU9, la Universidad y el Palacio Municipal en un operativo rápido y efectivo para sofocar cualquier forma de resistencia. El intendente socialista Luis Nuncio Fabrizio, quien recibió ordenes y amenazas de los militares, renunció el 26 de marzo, pero no fue reemplazado de inmediato debido a disputas internas entre el ejército y la armada. Finalmente, en mayo, el capitán de Navío Carlos Menozzi asumió el cargo de intendente.

A pesar de las manifestaciones en apoyo al gobierno de Isabel Perón, las fuerzas militares tomaron rápidamente el control de la ciudad y la población se adaptó a la situación. Algunos, sin embargo, se resistieron a medida que se dieron cuenta de que el golpe tenía un propósito de transformación más profundo.

La Capital describió el primer día del golpe como «una jornada tranquila en la ciudad», pero las detenciones comenzaron de inmediato. Entre los detenidos figuraban líderes sindicales, políticos y miembros de la oposición. Además de estas detenciones «oficializadas», comenzaron a circular versiones de secuestros realizados por personas vestidas de civil.

El periodista Gustavo Visciarelli contaría años después en el mismo diario que los empleados bancarios trabajan detrás de puertas cerradas, ya que el feriado afecta a esta actividad, así como a la bursátil y cambiaria. Siguiendo las órdenes que se habían transmitido en comunicados sucesivos recuerda: «se han suspendido todas las actividades que impliquen la reunión de personas, incluyendo espectáculos, bailes, conferencias y hasta el Magistral de Ajedrez que se estaba disputando en el Hotel Provincial. Actualmente, se ha declarado el estado de sitio y la pena de muerte está en vigor«. 

El periódico también publicó información sobre varias detenciones realizadas en el primer día del golpe bajo el título de «averiguación de antecedentes». Una de estas detenciones fue la del abogado laboralista y asesor de la CGT, Norberto Centeno, quien más tarde sería secuestrado y asesinado durante los eventos conocidos como «La Noche de las Corbatas» en julio de 1977.

Otra persona que fue detenida en la lista publicada fue el trabajador ferroviario Nicolás Candeloro, quien fue arrestado por error. En realidad, los verdaderos buscados eran su hijo, el abogado Jorge Candeloro, quien luego sería secuestrado y desaparecido en «La Noche de las Corbatas».

Además de estas detenciones «oficiales», también empezaron a circular rumores en la ciudad de secuestros llevados a cabo por personas vestidas de civil. Entre los detenidos que se mencionaron en el periódico estaban Osvaldo Demattei (secretario general de los municipales), Antonio Daguzán (Foetra), Carlos Rohner (SOIP), Roberto Comaschi y José Landín (CGT), Alejandro Escobedo (JSP), Oscar Intrieri (CdO) y Pierino Di Toma (interventor del Partido Justicialista).

El 26 de marzo, el coronel Barda emitió un comunicado que resulta impactante por su cinismo, a la luz de los hechos comprobados. En el comunicado se abordaban las versiones circulantes sobre grupos de individuos armados y vestidos de civil, que supuestamente eran miembros de las Fuerzas Armadas o policías, que estaban realizando secuestros de diversas personas. Barda afirmaba en términos inequívocos que el personal a sus órdenes ejecutaba sus actividades debidamente identificados con los uniformes correspondientes, los cuales los distinguían y prestigiaban.

El coronel Pedro Barda, jefe del GADA y de la subzona militar 15, ejercia su control desde su despacho en la Unidad Regional IV de Gascón y Entre Ríos el 24 de marzo. La figura de Barda sigue siendo tristemente recordada por su participación en los crímenes de lesa humanidad que se cometieron en esa época. Barda murió en 2011, mientras cumplía su condena de prisión perpetua en su domicilio.

Los años que siguieron a aquellos eventos fueron tiempos de dolor, de incertidumbre y de sufrimiento para muchos argentinos. Miles de personas fueron detenidas, torturadas y asesinadas, dejando un legado de dolor y destrucción en el país. Hoy en día, es importante recordar los hechos del pasado y recuperar la memoria colectiva, para que la democracia nunca más sea interrumpida en nuestro país. La defensa de los derechos humanos, la justicia y la verdad son pilares fundamentales de una sociedad democrática y justa. Por eso, es vital que sigamos trabajando para construir un futuro mejor, en el que la memoria de lo sucedido nos permita avanzar hacia una sociedad más justa, igualitaria y libre. Solo así podremos asegurar que nunca más se vuelvan a repetir los horrores del pasado y que podamos construir un futuro de paz y prosperidad para todos.

Fuente: Portal Universidad – Diario La Capital de Mar del Plata