Melisa Cabo, desde Washington
John Allen Muhammad, quien en octubre de 2002 se cobró la vida de diez personas y mantuvo en vilo a Washington durante tres semanas, será ejecutado hoy por la noche en el estado de Virginia.
Durante octubre de 2002, Muhammad y su cómplice de diecisiete años, Lee Boy Malvo, apuntaron desde un auto contra transeúntes que cargaban nafta, cortaban el césped, caminaban o ingresaban a un supermercado, dejando un saldo de dieciseis residentes del área de Washington DC y del estado de Virginia heridos, diez de ellos muertos por las secuelas de los disparos.
Tras ser atrapados, Mohammad fue sentenciado a la pena de muerte y Malvo a cadena perpetua sin posibilidad a la libertad condicional.
Siete años después, y habiéndose declarado inocente, el ex soldado del ejército estadounidense será inyectado este martes por la noche con una dosis letal que le proporcionará la muerte, frente a los familiares de las víctimas que concurrirán a la prisión para ser testigos de sus últimos momentos.
Si bien desde 1973, más de 130 personas en todo el territorio estadounidense fueron eximidos de la pena de muerte con pruebas de su inocencia, el estado de Virginia se posiciona segundo a nivel nacional en cantidad de ejecuciones registrando 103 (una en 2009); sólo por detrás del estado de Texas que llevó adelante 442, según el Centro de Información de la Pena de Muerte.
Actualmente, en el estado vecino a la capital, son diez y ocho los presos que esperan desde el corredor de la muerte, el mismo destino que Muhammad.
Para Nelson Rivera, marido de la víctima fatal Lori Lewis Rivera, asistir a su ejecución será “verlo a la cara” y saber “si tiene algún remordimiento, si se siente mal por lo que hizo” y “si siente miedo de morir, porque no le dio ninguna oportunidad a aquellas víctimas, ni una pequeña oportunidad”, dijo al Washington Post.
Vestido con ojotas, pantalones de jean y una camiseta especial de mangas cortas para permitir a los técnicos proporcionarle la injección, el acusado quizás haga uso de su derecho a unas últimas palabras y pida perdón a las familias que desde 2002 viven sin consuelo.
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14 de febrero de 2025