En el obispado de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre se reunió con miembros y referentes del programa «Betania» que fue «bendecido» hoy por el obispo» y que tiene como principales destinatarios a las 250 familias que asisten al basural. Participaron la coordinadora de «Betania», Alejandra García Murillo; Ana Laura Vulcano, y el padre Santiago Arriola como referentes de la mesa del basural; el padre Ezequiel Kseim –párroco de Jesús Obrero-; el padre Héctor Díaz –párroco de San Benedetto-; el padre Gonzalo Domench –vicario parroquial de San Pío de Pietrelcina-; Patricio Caruso, director de abordaje comunitario del Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nación; Malen Gil, coordinadora de acompañamiento a las familias y Florencia Toledo del ministerio de desarrollo social de la provincia.
«Betania se propone que 250 familias que trabajan en el basural alcancen un nivel de vida más digno y de cumplimiento de derechos humanos: alimento, salud, educación, documentación y vivienda. Estas familias fueron censadas conjuntamente por Ministerios de Desarrollo Social de Nación y Cáritas de la Parroquia Pío de Pietrelcina. El programa que tiene un año de duración está articulado por dos ejes: acompañamiento familiar –relevamiento, diagnóstico y ejecución-, y desarrollo comunitario con talleres de estimulación temprana, huerta, carpintería, electricidad, panificados, pintura, panificados, reciclado textil y reciclado electrónico. Estos cursos de capacitación se realizarán en 21 sedes distribuidas en las cinco parroquias que participan del programa. Las mismas son: Comunidades del Sur (Padre Pío de Pietrelcina), San Benedetto, Jesús Obrero, Ntra. Sra. de Luján de Batán, Santa Rita de Casia», explicaron desde el programa.
«Quiero alentarlos en la tarea, y que se puede seguir trabajando en red sobre todo para mejorar situaciones de vulnerabilidad», destacó monseñor Mestre a todos los presentes y luego bendijo el inicio del programa.
Por su parte, Patricio Caruso explicó «buscamos generar una red en la comunidad para gestionar así un plan de protección social. El plan es trabajar desde la cercanía con el hogar a través de una visita semanal. Buscamos con él salir de la asistencia y fortalecer la familia y el hogar logrando empoderarlo y que estén así en una mejor situación».
Alejandra García Murillo, coordinadora del programa enfatizó «son 8 talleres con 21 sedes y 5 parroquias. Abarca las parroquias de donde son las 250 familias que van al basural. Sabemos que son más de 250, pero esperamos generar un impacto mayor que alcanzará a más familias. En estos talleres se podrá tejer también otra trama de solidaridad entre todos los que van al predio y otros que quizás no pero están en situaciones similares. También será oportunidad de generar autoempleo pero para nosotros lo más importante es fortalecer la comunidad».
«Es importante que este programa nace del trabajo con las parroquias y hoy hay recursos para profundizar y dar respuestas. Todo esto es posible porque la Iglesia pude visibilizar el tema del basural, no se hablaba o quizás sí pero a nivel político, en realidad nadie iba. Fue un tiempo complicado pero ahora se va viendo que hay respuestas, la situación no es óptima pero se ha ido avanzando», referenció Ana Laura Vulcano.
Finalmente, Florencia Toledo manifestó el trabajo que se está realizando para mejorar las condiciones de las personas que concurren al basural todos los días: «La gente está un poco mejor, hay baños, vestuarios, SUM ya no hay una montaña de basura se busca mejor las condiciones para que los trabajadores dejen de ser cirujas y sean recicladores. El Ceamse acompañó mucho y en pasos concretos».
«Al finalizar el proyecto Betania, se espera que la situación de las 250 familias haya mejorado, que se haya podido promover y fortalecer la vida comunitaria y que quede capacidad humana y material instalada para futuras acciones y proyectos parroquiales», detallaron desde el programa.