Uno de los edificios más destacados y emblemáticos de Mar del Plata es el Asilo Unzué. Con 111 años de historia, el asilo para huérfanos continúa marcando un antes y un después de una ciudad que la dejó sin restaurar. Aunque es considerado patrimonio histórico nacional, su estado edilicio está en decadencia y más aún con el hecho de estar expuesto frente al mar.
El 5 de marzo de 1912 se inauguró el asilo que tiene como protagonistas a María Unzué de Alvear y su hermana Concepción Unzué de Casares. Portal Universidad dialogó con Susana Delgado, docente e investigadora del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS), sobre la historia y la importancia de estas mujeres que pidieron la creación del edificio.
El 28 de julio de 1908 solicitan al arquitecto francés Louis Faure Dujarric el proyecto de un edificio destinado a un asilo-sanatorio, con capacidad para atender a 350 niñas entre 7 y 14 años, que serán confiadas al cuidado de las religiosas franciscanas Misioneras de María. “Hay que imaginar la importancia de ese espacio cuando todavía Mar del Plata era mayormente un territorio de campo, con considerable distancia de las grandes mansiones de la ciudad que ya estaban”, declaró Delgado.
Luego de ser construido el edificio, el 7 de septiembre de 1911, la obra se donó a la Sociedad de Beneficencia de la Capital. “Fue una obra que en su momento se consideraba solidaria”, precisó.
Delgado explicó que la “organización del asilo implicaba a tres colectivos de mujeres, las de la sociedad de beneficencia, las hermanas Franciscanas Misioneras de María, y las internas”.
“La organización incluía la escuela primaria a la mañana y los talleres de economía doméstica a la tarde, el taller de tejido, de costura, de repujado de cuero. Tenían un nivel de excelencia producto de la formación de las misioneras de María”, dijo.
María Unzué había seleccionado especialmente a las misioneras por estas habilidades, “imaginemos que en esos años no existían las fábricas de hilado como tenemos en la actualidad, entonces la producción se desarrollaba fundamentalmente en coordinación con los sectores de estos talleres de los asilos”.
La sociedad de beneficencia tenía un costurero central en Buenos Aires, donde hacían guardapolvos para médicos y enfermeras. “El asilo estaba en contacto directo, tanto es así que las niñas que terminaban su formación en el asilo y que tenían cierto reconocimiento lograban una especie de beca para trabajar allí”, explicó.
Haciendo referencia a quienes asistían al asilo destacó que “el proyecto incluía a los niños de la casa cuna, a los que primero los ubicaban en el asilo general de niños para ambos sexos y luego se los discriminaba según su género, en varios asilos para niños y niñas desprotegidos a partir de los 6 años.”.
La profesora afirmó que “se trata de un proyecto de disciplinamiento social, en la formación de talleres y lo agrícola ganadero. Bien delimitada la tarea que le correspondía a las niñas y la tarea que le correspondía a los niños”.
Delgado planteó que “hubiera sido revolucionario que estas mujeres hubieran requerido un salario por el trabajo que hacían; obviamente su voluntad de poder se veía atravesada por su condición social e ideológica que hacía impensable esta posibilidad”.
¿Cuándo dejó de ser un asilo de huérfanos?
Delgado mencionó que sucedió durante el peronismo, donde “se introducen algunos cambios formales, deja de llamarse Asilo Unzué para denominarse Hogar Instituto Saturnino Unzué, pero en lo sustancial el sistema sigue siendo el mismo porque continúan las monjas Franciscanas Misioneras de María, que tenían su reglamento y esa característica de funcionamiento se sostuvo hasta 1969 cuando las monjas se retiran”.
“Años después incluso incorporan niños de la zona y en el año 2000 se cierra. Se cambia por familia sustitutas, se achican espacios y funcionan con otras características”, comentó Delgado.
Actualmente, si bien una parte se utiliza para la recreación y juegos con los chicos en vacaciones, y funciona como sede local del ministerio nacional de Desarrollo Social, su otro lado se encuentra abandonado y deteriorado. “Es un patrimonio histórico que se está viniendo abajo en toda la parte que quedó sin restaurar”, finalizó.
Foto: postal coloreada: “Asilo Unzué”. Foto de Enrique Mario Palacio- Fuente: Fotos viejas de Mar del Plata
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Fuente de la nota: Portal Universidad