
Se ha verificado la presencia genética de María Angélica Rossi (77) y Elizabeth Othondo (81) en una zapatilla y un pantalón pertenecientes a Jonathan Cáceres, el peón de techista que trabajo en las casas de las víctimas y fue arrestado por los crímenes ocurridos en mayo y junio de este año.
El caso de los asesinatos de las jubiladas María Angélica Rossi y Elizabeth Othondo ha dado un giro decisivo con la confirmación de que la sangre de ambas víctimas fue encontrada en la ropa del único acusado, Jonathan Cáceres. Esta evidencia contundente ha dejado sin margen para más dudas y ha fortalecido el caso en contra del acusado.
Confirmación de la presencia de sangre en la ropa del acusado
Según los resultados del laboratorio genético forense de la Policía, se detectó la presencia de sangre de María Angélica Rossi en una zapatilla marca Fila que fue hallada debajo de la cama de Cáceres durante el allanamiento a su domicilio. Además, el perfil genético de Elizabeth Othondo coincidió con restos recuperados de un pantalón tipo jogging perteneciente al acusado.
Desarrollo de la investigación y captura del acusado
La investigación que ha llevado a la incriminación y posterior detención de Jonathan Cáceres ha sido desarrollada con altos estándares de profesionalismo por parte del personal policial y los fiscales a cargo del caso, en este caso, la fiscal Florencia Salas y Leandro Arévalo.
El primer asesinato ocurrió el 5 de mayo en una vivienda del Bosque Peralta Ramos, donde María Angélica Rossi vivía en soledad. Jonathan Cáceres había trabajado como peón de un techista en esa vivienda meses antes, estableciendo así un contacto con la víctima. Se cree que Cáceres aprovechó esta confianza para asaltar a la mujer, golpearla hasta la muerte y luego prender fuego a su cadáver. Durante el crimen, dejó impresa en el piso una suela de zapatilla, la cual fue posteriormente vinculada a una zapatilla marca Fila modelo Trend por especialistas con sede en Ushuaia.
Un mes después, el 2 de junio, Elizabeth Othondo fue asesinada en su casa de Rodríguez Peña casi San Luis. Al cruzar los datos de ambos crímenes, se descubrió que Cáceres también había trabajado en esa vivienda, lo que aumentó las sospechas sobre su participación en ambos casos. Además, el análisis de las activaciones del teléfono de Rossi tras el crimen reveló que había impactado en antenas próximas al hospedaje donde Cáceres residía. Otro elemento que complicó la situación del acusado fue el hallazgo de una computadora robada a Othondo en una galería céntrica, donde el responsable del lugar afirmó haberla recibido del propio Cáceres para su venta.
Contexto de los crímenes y sus repercusiones en la comunidad
La confirmación de la presencia de sangre de las víctimas en la ropa del acusado refuerza la hipótesis de su responsabilidad en los crímenes. Este nuevo hallazgo se suma a la evidencia previa que ya apuntaba hacia Jonathan Cáceres como el principal sospechoso de los asesinatos de las dos jubiladas.
Estos crímenes han causado una gran conmoción en la ciudad, especialmente por la brutalidad de los actos cometidos. La comunidad se ha visto afectada por el miedo y la inseguridad, ya que los asesinatos de personas mayores generan un sentimiento de vulnerabilidad generalizado.
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