Este innovador entretenimiento, que surgió en 1969, tuvo su auge efímero en la ciudad costera y dejó una huella imborrable en la memoria colectiva.
El autocine en Mar del Plata, inaugurado en 1969, trajo un soplo de aire fresco a la oferta de entretenimiento local, pero su vida fue breve y efímera, funcionando hasta 1972.
Recuerda el historiador Rubén Calomarde que en 1969, Mar del Plata se sumó a la moda de los autocines, un fenómeno que había logrado un notable éxito en Estados Unidos. La iniciativa, impulsada por empresarios audaces, se materializó en un predio de Constitución y 184, donde se erigió una imponente pantalla de 20 por 15 metros. La idea era ofrecer una experiencia única, donde las familias pudieran disfrutar de películas desde la comodidad de sus automóviles.
Para lograr una mejor visualización, se diseñaron rampas arqueadas que elevaban la parte delantera de los vehículos, mientras que el audio se transmitía a través de parlantes colocados al costado de cada auto. Con una capacidad para 200 vehículos, el autocine no solo ofrecía proyecciones cinematográficas, sino también un servicio de bar que enriquecía la experiencia.
En diciembre de 1970, el autocine continuaba en funcionamiento y presentó la película «En el año del señor», un film destacado que atrajo a un público ansioso por disfrutar del cine de una manera diferente. En aquel momento, la entrada costaba 352 pesos de los viejos, un precio accesible que fomentaba la asistencia.
Sin embargo, la historia del autocine en Mar del Plata no estuvo exenta de desafíos. Un primer intento de establecer un autocine en el parque Camet en 1965 fracasó, y finalmente, el proyecto se concretó en Aragón y Jovellanos. A pesar de su popularidad, el autocine cerró sus puertas en 1972, dejando un legado que aún resuena en la memoria de aquellos que vivieron esa experiencia.
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