Educación y niños: los grandes olvidados del Estado
La situación educativa que atraviesa nuestra ciudad me lleva a hacerme una pregunta. ¿Cree realmente el ejecutivo municipal que los niños de Mar del Plata son el futuro?
No hace mucho tiempo, allá por diciembre del 2019, el intendente elevaba una memoria y balance donde aseguraba estar convencido de que “la educación es el cimiento de toda sociedad moderna y democrática. Sin educación no hay crecimiento, sin educación no hay desarrollo, sin educación no hay progreso ni futuro para nadie”. Además, hacía expresa mención a la realización de las obras necesarias para garantizar el inicio de clases y la conformación de una Unidad Ejecutora para comenzar a resolver los problemas de infraestructura.
Realmente me pregunto qué pasó. Le pregunto al señor intendente: ¿Qué pasó? Seguramente la respuesta sea que nos sucedió una pandemia inesperada. Sí, una pandemia, ¿y luego? ¿Acaso nunca más pensamos en volver a clases? Mientras la pandemia sucedía y las escuelas estaban cerradas, ¿no podían realizarse las obras ya en ese momento pretendidas?
Nuestra ciudad tiene índices de pobreza abrumadores. Los publicados por el mismo INDEC nos acercan más a los municipios del conurbano de Buenos Aires. Los últimos índices anuncian la triste realidad de que el 60 % de los niños que habitan nuestra ciudad son pobres. Sí, 6 de cada 10 niños hoy están forjando su futuro en la pobreza. ¿Qué vamos a hacer con ellos? ¿Qué sociedad estamos construyendo de acá a 10 años? ¿Qué alternativa les estamos ofreciendo desde el Estado Municipal a todos esos niños?
Hace pocos años, en ese mismo informe quisieron definirse como “Municipio Educativo”. Allí, orgullosos, hacen mención a que somos la ciudad con mayor cantidad de jardines y escuelas municipales del país. Ante tan magnífica definición, me vuelvo a preguntar: ¿Qué pasó?
Durante la pandemia y cuando la educación no era un tema de agenda para nadie, ni siquiera para el autoproclamado “municipio educativo” -que, recordemos, por decisión del intendente fue de los primeros en el País en suspender las clases por el Covid-, fueron los padres y madres junto a docentes de nuestra ciudad quienes de forma espontánea nos empezamos a agrupar y a pedir la vuelta a la presencialidad, siempre remarcando que ello debía realizarse en el marco de protocolos -tal como se hacía en el mundo- y ante todo que las escuelas se pusieran en condiciones.
La suspensión de la presencialidad era el contexto ideal para que se realicen las obras de infraestructura necesarias para la puesta en valor y reparación de las escuelas provinciales y municipales para que, cuando llegara el regreso al aula, no existiera pretexto alguno que impidiera que los niños vuelvan al lugar de donde nunca debieron salir: la escuela.
Nuestra ciudad abrió al fin sus puertas, pero nunca hubo una política pública para la niñez. Volvimos al bar, a comprar al comercio, al gimnasio, volvimos al cine, hicimos turismo pero los chicos no tuvieron esa suerte. Los chicos se apagaron. Quedaron olvidados.
Y en marzo de este año, muchos de ellos ni siquiera pudieron encontrar su escuela linda, en condiciones. Tampoco supimos como sociedad darle eso a nuestros niños.
Para cumplir la promesa de abrir las escuelas, había que priorizar la educación. Pero nuevamente se postergó: a mitad de este año, de los recursos presupuestados y disponibles por parte del municipio para infraestructura escolar solo se había ejecutado el 4%. Duele tanta hipocresía, con propaganda y marketing diciendo que se defiende la educación y en los hechos, que muestran lo que en realidad se piensa, las escuelas se cierran rápido y los dineros no se destinan a este fin sino que se pierden en los laberintos burocráticos de siempre.
Hoy, a pocas semanas de finalizar el ciclo lectivo 2021, se siguen esperando las obras de muchas escuelas de nuestra ciudad que el municipio se comprometió a poner en valor para febrero de este año. Sí, febrero.
En lo personal, desde mi humilde lugar de madre marplatense, un fuerte compromiso con los niños me llevó el año pasado a impulsar esta causa desde Padres Organizados como referente de la lucha que nos vimos obligados a dar para volver a las aulas. Este año continúo mi vocación de servicio como candidata a concejal por Crear Mar del Plata, el partido vecinal de General Pueyrredón que bregó por el regreso a clases desde el primer momento.
Como ciudadanos tenemos el deber de cuidar a los más vulnerables de entre nosotros, los que eran el futuro y hoy son los primeros olvidados de quienes juraban protegerlos.
Sr. intendente, no solo perdimos todo el 2020, sino también el 2021. La comunidad educativa sigue esperando y preguntando si alguien va a acordarse de ellos. Nuestros niños y adolescentes hicieron el mayor esfuerzo en la pandemia: cerramos el colegio, el club, la iglesia, la plaza. Con suerte algunos quedaron en casa en manos de padres amorosos. Otros tantos solo tuvieron la esquina, con todo lo que ello implica.
Es por todo esto que desde Crear insistimos en esta demanda que es urgente y que pone en primer lugar a los más pequeños, a esos que el Estado municipal puso en último. ¿Hay alguna duda de que es el reclamo del que tenemos que ocuparnos hoy para construir el mañana?
Quizás aún estamos a tiempo. Aún podemos hacer algo. Los padres lo dijimos en el 2020 y hoy lo repetimos: “marzo es HOY”, intendente. Solo tiene que cumplir su palabra. #ArreglenLasEscuelas
María Cecilia Martínez