
En un mundo en constante transformación, donde las certezas se tambalean y las coordenadas culturales se reconfiguran, la Iglesia Católica vive un momento histórico: la elección del Papa León XIV, un Pontífice cuyo nombre y perfil despiertan preguntas profundas sobre el rumbo de la fe en el siglo XXI. Bajo su pluma, el Dr. Lucas Fiorini analiza cómo este nuevo capítulo no solo refrenda la continuidad doctrinal iniciada por Francisco, sino que profundiza una conversión esencial para la institución eclesial: salir del eurocentrismo para abrazar su vocación universal, escuchar a las periferias marginadas y encarnarse en realidades lejanas a los esquemas occidentales. Desde la simbología de su nombre —que remite a la revolución social de León XIII— hasta la audacia de un Papa estadounidense con raíces latinas, pasando por la coincidencia del 8 de mayo, fecha de la Virgen de Luján, este análisis desentraña cómo Dios sigue escribiendo historia desde lo inesperado. A continuación, la reflexión completa, que invita a descubrir en este Pontificado no solo un cambio de rostro, sino un llamado a renovar la mirada sobre la Iglesia y su misión en un mundo que clama por misericordia.
“Su misericordia se extiende de generación en generación”.
1.- Quienes pensaron que el Pontificado de Francisco fue una anomalía que no tendría continuidad se equivocan: el nuevo Papa mantiene la misma línea doctrinal, profundamente cristiana y evangélica (en el mejor sentido), que vino para quedarse… gracias a Dios. Para quien quiera pase y vea las redes de Robert Prevost. El camino es común, los pasos, velocidad y demás detalles los pone cada protagonista. Pero el rumbo no cambia, porque Francisco puso en marcha lo que enseñaba: él inició un proceso, donde el tiempo es superior al espacio.
2.- El nombre elegido, León XIV, es toda una definición: como sabemos, León XIII dio inicio a la Doctrina Social de la Iglesia con su famosa encíclica Rerum Novarum (delas cosas nuevas) publicada en 1891. Basta repasarla para ver no sólo su vigencia sino (sobre todo) la honda e ineludible incidencia social que tiene nuestra Fe si la tomamos
en serio.
3.- La decisión de fondo -profundamente acertada- de los dos últimos cónclaves de darle mayor “catolicidad” a la Iglesia saliendo del tradicional e histórico eurocentrismo queda confirmada: seguramente Benedicto XVI haya sido el último Papa europeo; una Iglesia que vuelva a sus orígenes y a su corazón ontológicamente universal -centrada en la igual dignidad de todos los hombres y mujeres por compartir la paternidad de un Dios que en Cristo nos hermana- implica reencontrarse de manera existencial con las periferias, los marginados, los pobres, los excluidos, los sin poder, los pueblos, en una palabra, dejar de identificarse con la cultura “dominante” y hegemónica para ser conocida, apropiada y conducida por y desde otras realidades y destinatarios: esos últimos que -así predicamos, ahora hay que practicarlo- son los primeros.
4.- Ese paso audaz pero absolutamente necesario de salir de Europa implica dirigirse a otras culturas en muchos casos muy distantes a los paradigmas del occidente cristiano: como esto es más “pesado” y difícil de lo que se piensa a primera vista, era necesario un puente. Ese puente mestizo es latinoamérica, y en ella era conveniente empezar desde Argentina (la más “europea”), con su particular, original, desarrollada y trascendente mirada rioplatense conocida como Teología del Pueblo, tan encarnada en Francisco y su magisterio. Y había que seguir transitando ese puente continental: el Espíritu nos dio un (norte)americano con corazón latino, forjado por una larga, profunda y existencial vivencia en Perú, parte del mismo “patio trasero” del que salió su predecesor… Nadie mejor para ver el poliedro…
5.- Es muy fuerte que el elegido sea estadounidense, en estos turbulentos tiempos de cambios e incertidumbres: venimos de un mundo unipolar que ya no existe (pero a la vez la liberación aún no es plena), cuyo eje era EEUU, que vive y de alguna forma exporta (o comparte con impacto mayor) una crisis profunda integral (social, económica, cultural); el país con (por lejos) el mayor gasto en industria bélica del planeta y epicentro del capitalismo financiero conjuntamente con un sistema político/institucional extremadamente conocido y difundido (invocación permanente a términos como democracia, república, libertades, separación de Estado y religión,federalismo, constitucionalismo y hasta cierto comunitarismo también). De esta nación demasiado presente para todo el planeta en las últimas décadas, que exportó cultura y dominó cuanto pudo, que hoy cruje y no sabemos qué puede implicar eso en el proceso de reacomodamiento mundial, de allí viene el nuevo Pastor universal de la Iglesia: quién mejor para conducir el desarme, para dominar los estertores de la fiera, para hacerlo intentando la colaboración del propio enfermo, conociéndolo intrínsecamente (porque, advertimos, no hay fin de la historia ni será con choque de civilizaciones, es convirtiendo e pluribus unum). Alguien -optimum- con ascendencia hispana, en un País con mayoría inmigrante latinoamericana, crecientemente rechazada. Sí, de allí es Leon XIV. Qué hermoso desafío. Qué necesario. Cualquier reminiscencia con lo sucedido con un tal Constantino y un imperio en decadencia que perseguía cristianos y terminó converso no es fortuita… Así gusta obrar Dios, Señor de la Historia, sorprendiendo desde lo que es despreciado y tenido por débil para los poderosos del mundo…
6.- Como firma del Espíritu, el nuevo Papa es electo un… 8 de mayo, día en que conmemoramos a la Virgen de Luján, patrona de la patria donde nació Jorge Mario Bergoglio, Francisco para el mundo: una casualidad llena de sentido, señal de bendición y continuidad, muy clara para los que tenemos Fe.
LF, MdP 8/5/25