AMIA y la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos recordaron a las víctimas de la última dictadura militar

Por decimonoveno año consecutivo, AMIA y la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos recordaron ayer a los 1.900 desaparecidos judíos de la última dictadura militar, en un emotivo homenaje que tuvo como principales oradores a Amos Linetzky, presidente de la institución; a Daniel Goldman, Rabino de la Comunidad Bet El, y a Pablo Bohoslavsky, quien fue secuestrado en 1976 y detenido luego en el penal de Rawson.

El acto contó con la participación especial del artista Víctor Heredia, quien interpretó canciones de su vasto y talentoso repertorio, y con cuya mítica «Todavía cantamos» concluyó el conmovedor encuentro que tuvo lugar, a sala llena, en el auditorio de la calle Pasteur 633.

«Este acto no es sólo de recordación, que de por sí es valioso, sino de lucha, reivindicación y reclamo», sostuvo Pablo Bohoslavsky, sobreviviente del terrorismo de Estado, y quien viajó especialmente desde Viedma para hablar en esta oportunidad, en representación de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos.

«Así –continuó– honraremos a nuestros deudos, seguiremos reclamando verdad y justicia, con el convencimiento de que no estamos en soledad, que los y las jóvenes nos acompañan y que continuarán nuestra lucha, con el empeño que la memoria nos dicta. Esa memoria que a algunos les molesta y avergüenza y a otros y otras nos guía y da fuerzas día a día», destacó Bohoslavsky al momento de compartir su testimonio.

Por su parte, Daniel Goldman, Rabino de la Comunidad Bet El, y con amplia trayectoria en la defensa de los derechos humanos a través de distintas instituciones y organismos, hizo referencia a la «desproporción que existe entre la cantidad de judíos desaparecidos por sobre el total de las víctimas, en comparación con el número de miembros de la colectividad que vivía en el país en esa época acorde al total de los habitantes».

¿Cómo se explica esa cantidad desproporcionada?, se preguntó. «Una de las respuestas conceptuales se encuentra en las propias palabras del general Videla, cuando en 1976 afirmó ante un grupo de periodistas que un terrorista es también cualquiera que difunde ideas que son contrarias a la civilización occidental y cristiana. La meta de las Fuerzas Armadas fue la de imponer un nuevo modelo de país, y para eso, se debía aniquilar a todo aquel que pensara diferente, destruir las estructuras sociales que pudieran obstaculizar sus fines e instaurar un clima de miedo y desconfianza para actuar con total impunidad», señaló Goldman.

«La dictadura  negó el derecho básico a la vida. El derecho a poder despedirse de nuestros seres amados. Miles de familiares, como muchos de los que hoy y desde hace tiempo nos acompañan, no tuvieron siquiera la oportunidad de saber cuál fue el destino final de sus seres queridos», manifestó a su turno el presidente de AMIA.

«No existen las palabras para describir semejante atrocidad. Cuán lejos puede llegar el odio, el salvajismo institucionalizado para no permitir que personas despidan los restos de sus familiares o amigos, de saber qué ocurrió con ellos», agregó.

La edición 2022 del «Homenaje a los desaparecidos judíos y a las víctimas del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico-militar» estuvo dedicada a la memoria de Marcos Weinstein, fallecido el 15 de septiembre pasado, quien fue presidente de la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos, y quien tuvo un rol fundamental en la creación del acto que comenzó a realizarse en AMIA a partir de diciembre de 2004.

Marcos era padre de Mauricio Weinstein, estudiante secundario en el colegio Carlos Pellegrini y militante de la Unión de Estudiantes Secundarios, secuestrado el 18 de abril de 1978, a los 17 años. «Marcos Weinstein es un ejemplo a emular de compromiso con la búsqueda de verdad, memoria y justicia durante tantos años de trabajo en organismos y organizaciones», expresó Brenda Brecher,  periodista que ofició como presentadora del homenaje.