Para aquellos que crecimos en la época donde los teléfonos celulares no existían o eran un lujo reservado para unos pocos, los teléfonos públicos eran una parte vital de nuestra vida diaria. Y en la ciudad de Mar del Plata, no era diferente. Recuerdo con nostalgia la emoción de encontrar un teléfono público disponible cuando necesitaba hacer una llamada importante. Los teléfonos públicos eran una solución práctica para las familias que no podían permitirse la instalación de un teléfono en su hogar.
En la década de 1950, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTel) comenzó a instalar los primeros teléfonos públicos en Mar del Plata y otros centros urbanos del país. Durante los años de auge, entre 1960 y 1980, los teléfonos públicos se convirtieron en un elemento importante de la comunicación en la ciudad. Y en la década de 1990, con la privatización de las telecomunicaciones, los teléfonos públicos seguían siendo una necesidad para muchas personas.
En los años 80 y 90, las cabinas telefónicas estaban en todas partes en Mar del Plata. Si necesitabas hacer una llamada, simplemente tenías que buscar la cabina más cercana y asegurarte de tener suficientes cospeles, monedas o tarjetas de llamadas (según la época). Y durante la temporada alta, a menudo se formaban largas colas de personas esperando para usar los teléfonos públicos en lugares turísticos.
Pero con el tiempo, los teléfonos celulares comenzaron a reemplazar gradualmente a los teléfonos públicos en la vida diaria de las personas. La tecnología mejoró y los teléfonos móviles se volvieron más accesibles, lo que hizo que los teléfonos públicos se convirtieran en una especie en peligro de extinción. En Mar del Plata, en el año 2015, la empresa Telefónica de Argentina confirmó que, en promedio, cada uno de sus aparatos producía apenas tres llamadas diarias. El Concejo Deliberante aprobó entonces un proyecto de comunicación para solicitar información sobre la cantidad de equipos, ubicación y número de llamadas diarias desde cada uno de ellos.
Hoy en día, los teléfonos públicos ya no se encuentran en las calles de Mar del Plata. Han sido retirados o vandalizados. Pero, a pesar de su declive, todavía hay una cierta nostalgia en torno a los teléfonos públicos. En el país en algunos hospitales, shoppings y estaciones de trenes, todavía se pueden encontrar algunos de estos artefactos para tomar fotos y recordar cómo era la comunicación antes del 2000.
Además, los teléfonos públicos han adquirido un nuevo valor como objeto de culto para los coleccionistas. En la web, se pueden encontrar teléfonos públicos restaurados y reutilizados por coleccionistas que los ofrecen por hasta 80.000 pesos. Estos artefactos se han convertido en una pieza de la historia de la tecnología y de la comunicación en Argentina.
Pero para aquellos de nosotros que crecimos con los teléfonos públicos en nuestras vidas, estos artefactos son algo más que simples dispositivos de comunicación. Son símbolos de una época en la que la tecnología era mucho más simple y la comunicación a larga distancia no era tan fácil como lo es hoy en día. Los teléfonos públicos eran una necesidad para aquellos que no podían pagar una línea telefónica en sus hogares, y eran una forma vital de comunicación en caso de emergencia.
Genios en Mar del Plata: Les Luthiers en la década del ’80. Y un «micro show» para el fotógrafo en aquellas cabinas de los teléfonos públicos de Entel. pic.twitter.com/ZxME5pf2ZN
— Fotos de Familia MdP (@FotosFamiliaMdP) October 4, 2020
En Mar del Plata, los teléfonos públicos fueron una parte integral de la ciudad durante décadas. Se podían encontrar en todas partes, desde la plaza principal hasta las calles laterales más pequeñas. Cada vez que necesitabas hacer una llamada, sabías exactamente dónde encontrar uno. Los cospeles locales y de larga distancia se volvieron una parte común de la vida cotidiana, y muchos de nosotros hacíamos cola en temporada alta para poder hablar con nuestros seres queridos que vivían lejos.
Los teléfonos públicos también tenían un lado social. A menudo, la gente hacía cola para usar el mismo teléfono, lo que significaba que te encontrabas con amigos y conocidos en la calle. La gente se tomaba su tiempo para charlar y ponerse al día, lo que hacía que la espera fuera mucho más agradable.
Por supuesto, los teléfonos públicos no eran perfectos. A menudo, estaban en mal estado o simplemente no funcionaban. También eran un blanco fácil para los vándalos, lo que hacía que muchos de ellos estuvieran fuera de servicio. Pero incluso con todas sus imperfecciones, los teléfonos públicos seguían siendo una parte importante de la vida diaria en Mar del Plata.
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