Mar del Plata es una ciudad rica en historia y con una gran cantidad de monumentos que honran a destacadas figuras de su pasado. Sin embargo, existe un proyecto que nunca llegó a hacerse realidad: el monumento a Pedro Luro.
La plaza principal de la ciudad ha cambiado de nombre en varias ocasiones a lo largo de los años, desde Colon, América, Luro y San Martín. En su momento, se erigieron estatuas de Rivadavia y Pueyrredon, pero la primera fue llevada al corralón municipal y la segunda trasladada a la plaza Pueyrredon por decreto en 1950.
En el centenario del natalicio de Luro, un grupo de personas decidió solicitar a la municipalidad que se autorizara la construcción de un monumento en su memoria. El concejo deliberante, de manera unánime y sin demoras, accedió a la solicitud y se acordó que el monumento sería colocado el 10 de marzo de 1921, día de su natalicio.
La jornada de inauguración prometía ser grandiosa. Se planificaron salvas de artillería, se proyectó una cinta cinematográfica que narraba la destacada actuación de Luro en Mar del Plata, y la ciudad se engalanó en su honor. La comisión encargada del monumento estuvo liderada por el entusiasta escribano Canata.
Sin embargo, a pesar de todo el entusiasmo y los preparativos, el monumento nunca llegó a materializarse. Hoy en día, su ausencia se convierte en motivo de burla y decepción. La pregunta que surge es: ¿qué sucedió? ¿Por qué este proyecto tan prometedor quedó en el olvido?
Según el historiador Rubén Calomarde, no existen registros claros sobre las razones detrás del incumplimiento del proyecto del monumento a Luro. Algunos especulan que problemas económicos o políticos podrían haber sido los culpables de su abandono. Lo cierto es que Mar del Plata perdió la oportunidad de rendir homenaje a uno de los personajes más destacados de su historia.
El monumento a Pedro Luro se convierte así en una anécdota curiosa y triste para la ciudad. Un proyecto que comenzó con gran entusiasmo y promesas de honrar a un hombre que dejó su huella en Mar del Plata, pero que terminó siendo olvidado.
Pedro Luro, un inmigrante vasco-francés, radicado en la Confederación Argentina, fue un importante estanciero y uno de los propulsores del desarrollo de Mar del Plata. Nació el 10 de marzo de 1820 en Saint-Just-Ibarre, Bajos Pirineos, Francia, y falleció el 28 de febrero de 1890 en Cannes, Francia. Luro se dedicó a negocios inmobiliarios rurales y al comercio, colonizando tierras en el centro y sur de la provincia de Buenos Aires, llegando incluso hasta el río Negro. Su legado perdura en la historia de la ciudad, aunque lamentablemente el proyecto del monumento nunca se llevó a cabo.
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