“Comedia blanca, para toda la familia, picaresca, grandilocuente, romántica por momentos. Tiene muchos condimentos que darán que hablar esta temporada”. Así define a “Vamos a contar mentiras” el actor Pablo Sorensen, en la que será su tercera temporada en Mar del Plata, esta vez de la mano del productor Aldo Funes y acompañado por Laura Novoa, Marcelo De Bellis y Darío Lopilato, entre los confirmados.
“Mis compañeros son nombres rutilantes, me hacen sentir deseoso de la primer lectura de texto que en breve se va a dar, para empezar a darle color a cada personaje de esta comedia tradicional, con un ritmo muy preciso, con remates efectivos”, contó el actor que se encuentra “muy contento de haber firmado con Aldo, siempre había un deseo de trabajar con él y por una razón u otra no se daba. La fusión llega en mi mejor momento y en el mejor de su productora porque estará con cinco espectáculos al unísono entre Mar del Plata, Carlos Paz y Capital”.
La obra de Alfonso Paso devuelve a Sorensen al teatro de texto “con un productor que sigue la marca y forma de desarrollo de Gerardo Sofovich, por lo que invertía, lo que se iba proponiendo como desafío y me suma a este mundo plagado de colegas que admiro y respeto”.
La obra lo reencontrará con Laura Novoa, con quien viene de filmar para HBO la Miniserie “María Marta: el crimen del country” y, en este caso, para interpretar a Arturo, un ladrón, “con un cierto grado de picardía, inocencia por momentos en el desarrollo. Es una participación muy cómica que me va a hacer divertir mucho en el personaje y a nivel personal”.
“Vamos a contar mentiras” es una obra de teatro de Alfonso Paso, estrenada en el Teatro Beatriz de Madrid el 28 de septiembre de 1961. La acción transcurre, por su adaptación, en una casa de un barrio residencial, en un suburbio de Buenos Aires, propiedad de un matrimonio de clase media, en una Noche Buena de nuestros tiempos. La mujer que complica a todos con sus mentiras e indispone a unos contra otros, recibe la pregunta de su marido … “En resumen, mentís porque te aburrís?” No, dice ella “¡¡No son mentiras, yo misma me las creo y si no las digo, siento que voy a explotar!” Esa noche su mucama le abre la puerta a su novio, un ladrón profesional que asalta la casa con un socio disfrazado. La mujer casi enloquece, porque nadie le cree y nadie la ayuda. Si la primer parte de la obra es una comedia de sonrisas y risas, la segunda es de carcajadas que se convierten en gritos nerviosos y de espanto por las desopilantes situaciones provocadas por las dinámicas y veloces escenas vodevilescas.