Aislado en Barrio Parque, el «Virrey» Carlos Bianchi celebrará mañana sus 71 años
Carlos Bianchi, el director técnico más ganador de la historia en el fútbol argentino, festejará mañana sus 71 años en su casa de Barrio Parque junto a su mujer Margarita María Pilla, con la que cumple obedientemente el aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de coronavirus.
Incluido por edad en el grupo de riesgo de la enfermedad, el «Virrey» pone en práctica sus nociones de viejo estratega para no darle ventajas al Covid-10 como lo hacía ante los rivales en sus épocas doradas de entrendor de Vélez Sarsfield y Boca Juniors.
A esta altura del año, ingresando la primavera boreal, Bianchi solía afincarse en París, su segunda ciudad en el mundo, esa que lo vio brillar como goleador del París Saint Germain, pero esta vez la emergencia sanitaria hizo cambiar sus planes y decidió cancelar el viaje a fines de febrero cuando la pandemia todavía no había sido declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero ya compremetía seriamente a distintos países europeos.
«No hay que joder con esta enfermedad. Es nuestra obligación cumplir la cuarentena. Hay una riqueza que la descubrimos cuando no la tenemos: la salud», es el mensaje que transmite Bianchi en estos días a familiares y amigos cuando dialoga vía Skype.
Sigue todas las novedades de la enfermedad por la televisión y presta especial atención a lo que sucede en la Ciudad Luz y en Nueva York, donde tiene amigos cercanos, según confirmaron a Télam desde su entorno.
Desde que se activó la cuarentena en Argentina no salió nunca de su hogar, las compras se las hacen sus hijos Mauro y Brenda y utiiliza la modalidad de delivery para aprovisionarse de verduras, carnes y pescados.
Mañana tiene previsto comunicarse de manera virtual con sus nietos, a quien más extraña, y realizar un modesto festejo junto a su compañera de toda la vida, con la que en diciembre pasado festejó de manera conjunto los 70 años en una promocionada celebración que reunió a más de 100 invitados vestidos de blanco en un exclusivo lugar de la localidad bonaerense de General Rodríguez.
Si algo no pudo limitar el aislamiento es su pasión por el fútbol, por eso se prende a la TV cuando repite algún partido de su interés y ordena viejas revistas El Gráfico que lo tienen como protagonista de tapa. Dos semanas antes del inicio de la cuarentena, el «Virrey» tuvo «una alegría» cuando Boca le arrebató el título a River Plate en la última fecha de la Superliga.
Especialmente por Juan Román Riquelme, hoy vicepresidente segundo del club «xeneize», a quien considera «un hijo» dentro del fútbol y uno de los dos mejores jugadores que lo tocó dirigir junto al arquero paraguayo José Luis Felix Chilavert, referente de su Vélez campeón del mundo en 1994.
La noche del pasado 7 de marzo, Bianchi estaba seguro que Boca le ganaría al Gimnasia y Esgrima La Plata de Diego Maradona por eso optó por ver el partido de River contra Atlético Tucuman, mientras su esposa Margarita fue a la Bombonera, a la que «Carlitos» tiene pensado volver el día del partido despedida de Román.
Sus allegados aseguran que una semana más tarde de la consagración de Boca festejó con grito de goles incluido el triunfo de Colón de Santa Fe -dirigido por su yerno Eduardo Domínguez- ante Rosario Central (3-1) por la primera fecha de la Copa de la Superliga.
La única tristeza de la cuarentena la experimento cuando conoció la noticia del fallecimiento del arquero riverplatense Amadeo Carrizo, un ídolo de la infancia al que le cortó una racha de 769 minutos con el arco invicto.
Bianchi es monumento en el estadio José Amalfitani de Vélez y también en la Bombonera. Después de convertirse en el máximo anotador histórico con 206 tantos, obtuvo seis títulos con el club de Liniers, entre ellos la Copa Libertadores e Intercontinental de 1994. Con Boca celebró nueve coronas, entre las que destacan tres Libertadores (2000, 2001 y 2003) y dos Intercontinentales (2000 y 2003).
Mañana, en el cumpleaños mas extraño de su vida, levantará otra copa junto a Margarita y una vez más pronunciará su característica muletilla: «Felicidades».
Foto: Fanton Osvaldo