
Rubén Calomarde, un importante historiador local, ha destacado la importancia de preservar el recuerdo de una ciudad que ha desaparecido en el tiempo. En particular, ha destacado la necesidad de recordar la imponente mansión que existió en la ciudad en el año 1910, propiedad de Carlos Miguel Pérez, hijo de Roque Pérez, un venerable masón que falleció colaborando contra la lucha de la fiebre amarilla en 1871.
Esta mansión, que fue construida en Güemes y Garay por Alejandro Andreotti Romanin, era un símbolo de la riqueza y la opulencia que existía en la ciudad en esa época. La foto de la mansión, que pertenece al álbum de Peracca, uno de los martilleros públicos más famosos de la ciudad, demuestra la grandeza y la majestuosidad del edificio.
Desafortunadamente, la mansión fue demolida en torno a 1965, y hoy en día en su lugar se encuentra un importante hotel. Sin embargo, según Calomarde, es importante que se recuerde la existencia de esta mansión, ya que forma parte de la historia de la ciudad y ayuda a fomentar la identidad de la misma.
En particular, con el próximo aniversario de la ciudad, que cumplirá 150 años de existencia el año que viene, es importante que se recuerde la historia y las raíces de Mar del Plata. Calomarde ha hecho un llamado a las autoridades locales para que fomenten la preservación de la historia de la ciudad y se aseguren de que las futuras generaciones puedan aprender y apreciar el legado que ha dejado la ciudad.
En resumen, la historia de la mansión de Carlos Miguel Pérez en Mar del Plata es un recordatorio importante de la grandeza y la opulencia que existía en la ciudad en el pasado. A medida que la ciudad se prepara para celebrar su 150 aniversario el próximo año, es importante que se recuerden estas historias y se fomente la identidad y el orgullo de la ciudad.
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