
Cada vez más usuarios interactúan con modelos de lenguaje como ChatGPT para tareas académicas, laborales o creativas. Pero, ¿cuánto consume un simple saludo? Y más aún, ¿cómo influye la forma en que le hablamos a la IA en la calidad de sus respuestas?.
Por Marcelo Pérez Peláez (con asistencia de GPT).
A medida que la inteligencia artificial se integra en nuestras rutinas, las preguntas sobre su uso eficiente no se limitan al aspecto técnico o ético: también surgen interrogantes inesperados como el valor —y el costo— de un saludo. Decir “hola” al iniciar una conversación con ChatGPT es una práctica común, casi automática. Pero desde el punto de vista energético y funcional, ¿tiene sentido?
La respuesta, sorprendentemente, es no. Modelos como ChatGPT no necesitan cortesías: no las interpretan como un humano, ni las valoran emocionalmente. Cada palabra que se ingresa forma parte de la carga computacional que el sistema debe procesar. Y eso, traducido a la escala global de uso, tiene un costo energético concreto.
El costo energético de cada palabra
En términos técnicos, un modelo como GPT-4 consume entre 3 y 4 julios por cada token procesado (los “bloques” de texto en que se fragmentan las palabras). Un saludo simple como “Hola ChatGPT”, que representa alrededor de dos tokens, consume entre 6 y 8 julios. Puede parecer insignificante —equivalente a 0,0022 Wh—, pero cuando se multiplica por millones de usuarios diarios, esa cortesía inofensiva se convierte en un gesto costoso.
Más aún: una consulta promedio al modelo genera alrededor de 0,3 Wh. Por lo tanto, si bien el saludo representa menos del 1 % del total, se trata de un consumo que no aporta información útil ni mejora la calidad de la interacción.
¿Y entonces? ¿Cómo hablarle a una IA?
Lo ideal es adoptar un estilo de comunicación claro, directo y funcional. Frases como “Resumí en 3 párrafos las ventajas de la energía solar” son mucho más eficientes que rodeos del tipo “Hola, ¿cómo estás? Quería preguntarte si podrías contarme un poco sobre…”.
Pero esto no significa ser brusco. Significa ser específico. De hecho, hay algo aún más interesante: el modo en que formulamos la consigna puede mejorar dramáticamente la calidad de la respuesta.
La seriedad también se escribe
Una experiencia compartida por muchos usuarios —y corroborada por el modelo— es que cuando se le comunica a ChatGPT que su respuesta es clave para una situación importante (por ejemplo, la aprobación de una tesis), el sistema responde con más precisión, profundidad y enfoque.
Frases como “La calidad de esta respuesta es fundamental para mi tesis de grado” no son un saludo ni una amabilidad: son un marco de referencia. En términos técnicos, esto se llama prompt priming, y consiste en dar señales contextuales que condicionan el tipo de salida que generará el modelo.
En este tipo de casos, aunque se consumen más tokens que en una instrucción seca, el resultado suele ser de mayor calidad, lo que puede evitar nuevas preguntas y, en definitiva, optimizar el proceso.
Cortesía no es eficiencia
Decir “gracias” o “por favor” no molesta al modelo, pero tampoco mejora la respuesta. A diferencia del trato humano, donde el tono importa, la IA responde mejor a estructuras claras que delimitan propósito, formato, y nivel de profundidad esperado. En lugar de una fórmula de cortesía, lo más útil es decir cosas como:
“Necesito una explicación técnica para justificar una tesis. Tema: consumo energético de la IA. Formato: tres párrafos, sin opiniones personales.”
Esto no solo guía la respuesta: también evita idas y vueltas que, en última instancia, consumen más energía.
La eficiencia empieza por las palabras
Hablar con la IA también implica tomar conciencia de cómo usamos los recursos, incluso los invisibles. Aunque el impacto de un saludo sea marginal, adoptar un estilo de interacción claro, directo y con propósito no solo mejora la experiencia, sino que reduce el uso innecesario de energía en un mundo donde cada watt cuenta.
No se trata de perder la cortesía, sino de redefinirla. En la era de la inteligencia artificial, quizá la mejor forma de decir “hola” sea simplemente empezar por decir lo que necesitamos, con precisión.
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