Los principales expertos del gobierno de Estados Unidos pronosticaron hoy que el saldo de muertos por coronavirus será, en el mejor de los casos, de entre 100.000 y 240.000 personas, por lo que el presidente Donald Trump advirtió que se vienen «dos semanas muy duras».
El anuncio oficial se dio al final de una jornada en el que país consolidó su lugar como el principal foco de contagio del mundo con más de 184.000 infectados y superó por primera vez a China, el país donde surgió la pandemia, en número de muertos.
Con más de 3.700 fallecidos, superó los 3.309 de China y quedó solo detrás de Italia y España, con 12.428 y 8.269, respectivamente.
En medio de este crecimiento dramático de la curva de contagio, Trump fue contundente al adelantar que los próximos días serán peores.
«Quiero que cada estadounidense se prepare para los días duros que vienen por delante. Vamos a atravesar dos semanas muy duras. Van a ser dos semanas muy pero muy dolorosas», aseguró el mandatario en una conferencia de prensa, difundida por todos los medios nacionales.
Trump, quien ayer extendió por 30 días la recomendación a todos los habitantes de quedarse en sus casas, estuvo acompañado por los máximos expertos de su gobierno, el principal especialista de infectología, el doctor Anthony Fauci, y la mujer que coordina los esfuerzos federales, la doctora Deborah Birx.
Los dos expertos explicaron que según las proyecciones que hicieron sus equipos, si las recomendaciones y las medidas implementadas hasta ahora se cumplen, el saldo de muertos final podría ascender o superar los 100.000.
En cambio, advirtieron, si esto no sucede, los fallecidos podrían eventualmente escalar a un millón y medio o hasta 2,2 millones.
Hace días que Estados Unidos se convirtió en el foco principal de contagio en el mundo y el crecimiento exponencial de casos forzó al presidente Trump a comenzar a tomar medidas -en su mayoría económicas- y a reconocer que no podrá reabrir el país y reactivar la economía en dos semanas, como había prometido.
El epicentro de la pandemia en Estados Unidos está en Nueva York con más de 75.000 de los casos y cerca de la mitad de los muertos del país.
Horas antes del anuncio de la Casa Blanca, tanto el gobernador Andrew Cuomo como el alcalde neoyorquino, Bill de Blasio, habían coincidido en que lo peor está aún por venir.
“En cuanto a las semanas que viene, no nos engañemos, se pondrá peor antes que mejor», aseguró De Blasio al canal NBC y agregó que el pico podría llegar recién en mayo.
Cuomo, en tanto, sostuvo que el pico de los contagios podría suceder en una semana o en tres semanas, según los pronósticos de su gobierno, informó la agencia de noticias EFE.
Hace días que el gobernador reclama públicamente más ayuda del gobierno federal y una respuesta nacional más eficiente.
Hoy destacó que el estado necesita un millón más de trabajadores de la salud para enfrentar la pandemia, lo que necesariamente implica una ayuda federal.
Además, Cuomo anunció que su hermano, el presentador de la cadena CNN Chris Cuomo, está infectado y se autoaisló en su casa.
Pese a reconocer que Nueva York es el epicentro de la pandemia en el país, Trump se ha negado a ordenar el cierre del estado o prohibir la circulación entre estados.
Por eso, cada vez más, los estados afectados y ahora los no afectados también comenzaron a tomar sus propias medidas para intentar frenar la transmisión del virus.
Hasta ahora, las medidas habían sido de índole interno, principalmente el confinamiento general de la población, por ejemplo en Nueva York, California y Washington, entre otras.
En algunas partes de Florida, en cambio, se dispuso un toque de queda nocturno.
Pero hoy la situación escaló y varios estados anunciaron una cuarentena obligatoria para todas aquellas personas que ingresen a su territorio provenientes de Nueva York.
La primera en anunciarlo fue la gobernadora de Rhode Island, la demócrata Gina Raimondo.
«Quiero ser claro sobre esto: si vienes a Rhode Island desde Nueva York, se te ordena la cuarentena. La razón de esto es porque más de la mitad de los casos de coronavirus en Estados Unidos se encuentran en Nueva York», aseguró ante la prensa y desató la ira de su correligionario Cuomo.
Tras un ida y vuelta tenso, Raimondo decretó la cuarentena obligatoria para todas las personas que ingresen al estado, no importa de donde vengan.
Pero el anuncio original fue suficiente para iniciar una reacción en cadena.
El gobernador de Texas, el republicano Greg Abbott, amplió la cuarentena obligatoria de 14 días que ya había dictado para los viajeros de Nueva York, Nueva Jersey, Connecticut y Nueva Orleans, y sumó a Luisiana, California, Washington y las ciudades de Atlanta, Chicago, Detroit y Miami, según la agencia de noticias ANSA.
Poco después, hicieron un anuncio similar Delaware -el estado del precandidato presidencial demócrata, Joe Biden-, Maryland, Vermont, Florida, Oklahoma, Alaska y Hawai.
La decisión de Texas y otros estados de sumar a los viajeros provenientes de Luisiana se debe a que este último se convirtió en el brote de la pandemia más reciente del país.
En solo un día, ese estado registró 1.212 casos nuevos y 54 muertes, lo que lleva a un total de 5.237 infectados y 240 fallecidos.
La mayoría de las víctimas y enfermos se concentran en la ciudad de Nueva Orleans.