(Por Victoria Peralta)
Al aire libre, sin público invitado, con la participación de la comunidad a través de las redes sociales y, en algunos casos, con homenajes a sus compañeros fallecidos, los Bomberos Voluntarios de todo el país celebran mañana su día en conmemoración al 137 aniversario de la fundación del primer cuartel de bomberos del país.
«Orgullo, compromiso, vocación de servicio, sentir que querés ayudar a personas que no conocés de manera desinteresada solo porque está en riesgo», así definió en diálogo con Télam Ariel Machuca lo que significa para él ser bombero voluntario.
El hombre que desde hace seis años reparte su tiempo entre el trabajo en el cuartel de Mina Clavero, Córdoba y sus tareas como técnico en una empresa de casinos, aseguró que «desde chico siempre me gustó colaborar, ayudar a la gente» y remarcó que el deseo de ser bombero es algo que «no se puede explicar; si vas a lo lógico no tiene mucho sentido, dejamos muchas cosas acá».
Machuca, de 37 años, se desempeña como jefe de un cuartel «que mueve mucho» ya que tiene en su jurisdicción la ciudad de Mina Clavero, desde el arroyo Los Patos hasta Santa Rosa, al norte, y encerrada por dos cordones montañosos y «muchísima» tarea en verano «con los incendios forestales».
«Esta temporada trabajamos en incendios en Deán Funes, Capilla del Monte, Alta Gracia, Carlos Paz, hemos podido colaborar con unidades livianas también, a veces estas operaciones demandan varios días. Nos ha pasado que salíamos de un incendio y teníamos que ir a otro, son en zonas complicadas, de difícil acceso, la sequía es mucha, el viento hace que se propague a velocidades impresionantes, realmente es muy peligroso», relató.
Para Machuca el trabajo de bombero no solo es difícil porque pone en riesgo su vida, sino que además «la familia tiene que apoyar y entender que, a veces, no podes estar en cumpleaños o navidades» y remarcó que trata de «trasmitirle al resto del cuartel la importancia de estar bien con la familia».
La sede, conformada por 28 bomberos voluntarios, mantuvo durante todo el año pasado dos burbujas y estrictos protocolos sanitarios para mantener siempre un equipo de emergencias, seis de los integrantes del cuerpo fueron vacunados con la primera dosis de la vacuna contra la Covid-19 y «esta semana desde el Ministerio de Seguridad de la provincia nos avisaron que llegaban las vacunas para el resto, lo que para nosotros es un verdadero alivio», concluyó.
Como parte de los festejos por el Día del Bombero Voluntario y ante las restricciones por la pandemia, desde el cuartel convocaron a los vecinos a decorar sus casas con carteles, globos o cintas de color rojo, naranja o amarillo.
Marcelo Sandoval es bombero desde hace 11 años en la localidad bonaerense de Avellaneda, en la actualidad ocupa el cargo de Sargento Primero y, responsable de la Brigada de Rescate, desarrolla sus tareas en el cuartel central del municipio que tiene un cuerpo activo conformado por 60 hombres y 25 mujeres.
«Nací y crecí en un barrio humilde de Avellaneda, Villa Tranquila, en donde las viviendas son muy precarias, uno de mis tíos era bombero y cada vez que había un incendio y nos juntábamos todos a ayudar. Fue mi vocación desde siempre, lo veo como la manera de poder ayudar a mi barrio», recordó el hombre de 41 años en entrevista con Télam.
Para Sandoval, ser bombero es «una vocación de servicio, poder dar una mano a cualquier persona, sin importar nada, eso te fortalece el corazón» y aseguró que «a mí me cambio la vida, conocí un grupo maravillo de personas de diferentes ambientes, clases sociales, culturas, sin dudas fue un antes y un después».
El hombre, padre de tres hijas y un nene pequeño, recordó que su familia le recrimina «todo el tiempo que me lleva mi trabajo como bombero, no hay cumpleaños ni fechas especiales cuando hay una emergencia, tengo que salir corriendo, además, las más grandes tienen miedo, siempre me dicen: no queremos un héroe en una placa, queremos un papá».
En este sentido, Sandoval recordó que estuvo en «varios episodios» en los que su vida estuvo en peligro, el peor de todos fue un incendio en el que explotó el tanque de GNC de un vehículo y un pedazo del mismo se le incrustó en un pie, situación por la que estuvo internado varios días.
Sin embargo, eso no detuvo su vocación, aunque recuerda que, la «única vez» que se replanteó el seguir siendo bombero fue cuando «en un incendio había una familia atrapada y logramos sacar a los padres, pero me tocó sacar el cuerpo sin vida de un nene de tres años, eso me desestabilizó emocionalmente, fue lo peor que me tocó vivir».
El cuartel de Avellaneda, ubicado en Florentino Ameghino 772, prepara como celebración para el Día del Bombero un homenaje a quien fue el jefe de la sede, Eduardo Fariñas, que murió tras contraer coronavirus, durante el acto se colocará una placa conmemorativa junto al uniforme de gala, donado por su viuda.
El 2 de junio de 1884 se fundó el primer cuartel de bomberos del país, en el barrio porteño de La Boca y desde entonces se tomó esa fecha para reconocer a los miles de bomberos que día a día llevan a cabo esa noble tarea.