
Han pasado exactamente 197 años desde que la figura del Almirante Guillermo Brown observara por última vez las estratégicas aguas del Cabo Corrientes, extremo oriental de la ciudad de Mar del Plata.
Ubicado a unos 10 km del centro de la ciudad bonaerense, el Cabo Corrientes es un promontorio rocoso de unos 300 metros de largo que se interna en el mar formando un saliente. Su posición es determinante ya que marca el punto en el que convergen las corrientes marinas cálidas del norte con las frías que bajan desde el sur.
¿Conocía usted, lector, esta historia que enlaza el genio naval de Brown con el destino marítimo de nuestra patria? Fue allí, el 30 de octubre de 1826, cuando Brown arribó al mando de la goleta «Sarandí» a resguardar esta salida natural al mar contra la invasión lusobrasileña. Reforzó la guarnición con la corbeta «Chacabuco» recién arribada y trazó sus planes de ataque desde las aguas frente a este cabo.
Sus hazañas quebrantaron el cerco enemigo y sentaron las bases para el posterior desarrollo de la ciudad de Mar del Plata como baluarte estratégico argentino en el Atlántico Sur. Hoy, a casi dos siglos, el espíritu indoblegable del héroe de los mares parece renacer entre las olas que se estrellan en el Cabo Corrientes, protegiendo aún las costas sobre las que crecería esta ciudad bonaerense.
NMDQ Foto: Marcelo Pérez Peláez