
En el primer trimestre de 2025, la industria de la construcción en General Pueyrredon aprobó 192.022,85 m² de obra privada, consolidándose como pilar clave de la economía local. Con incentivos fiscales y procesos administrativos modernizados, el sector proyecta superar los récords de años anteriores, generando empleo y transformando el paisaje urbano.
En el corazón de General Pueyrredon, donde el rumor de las mezcladoras y el martilleo constante se entrelazan con la brisa del Atlántico, la industria de la construcción se erige como un pilar inquebrantable de la economía local. Los datos del primer trimestre de 2025, presentados por el gobierno municipal, confirman esta vitalidad: se aprobaron 192.022,85 metros cuadrados (m²) de obra privada, de los cuales 161.188 m² corresponden a construcciones nuevas y 30.834,85 m² a visados de trabajos existentes. Estas cifras no solo reflejan un sector en auge, sino también una ciudad que crece, se moderniza y apuesta por el futuro.
El desempeño de este año se inscribe en una tendencia ascendente que viene consolidándose desde 2021, cuando el municipio implementó una serie de ordenanzas destinadas a dinamizar la construcción. Estas medidas, que combinaron estímulos fiscales con la simplificación de trámites administrativos, han dado frutos tangibles. En 2023, se registraron 347.824 m² de obra nueva y 102.638 m² de obra regularizada durante todo el año. En 2024, los números crecieron aún más, con 400.052,71 m² de construcciones nuevas y 128.533,32 m² de visados para trabajos existentes. Los datos de 2025 sugieren que el distrito está en camino de superar estos índices, un logro que el Ejecutivo local celebra con optimismo. “Los números iniciales permiten mantener una expectativa positiva respecto al desarrollo y sostenimiento de la industria en nuestra ciudad”, afirmaron desde el municipio.
El impacto de estas políticas trasciende los números. Desde 2021, se han aprobado más de 2 millones de m² de nuevas construcciones en General Pueyrredon, abarcando desde viviendas unifamiliares y edificios multifamiliares hasta espacios comerciales e industriales. Actualmente, más de 2.500 expedientes están en trámite en el área de Obras Privadas, y la cifra acumulada desde 2021 asciende a 9.770. Cada expediente representa un proyecto, una familia que busca un hogar, un comercio que abre sus puertas o una fábrica que amplía su capacidad. En conjunto, estas iniciativas dibujan una ciudad en constante transformación, donde el horizonte urbano se redefine con cada nuevo ladrillo.
La construcción no solo moldea el paisaje, sino que también impulsa la economía. Este sector representa más del 10% del Producto Bruto Geográfico del distrito, una proporción significativa que subraya su relevancia. Además, genera 20.000 puestos de trabajo directos, abarcando desde obreros y oficios especializados hasta arquitectos, ingenieros, agrimensores, escribanos y martilleros. A estos se suman miles de empleos indirectos en actividades complementarias, como la fabricación de materiales, el transporte y los servicios asociados. Según la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), en General Pueyrredon y la costa trabajan aproximadamente 12.000 obreros registrados, aunque se estima que un número similar opera en el circuito no registrado. Estas cifras reflejan tanto la fortaleza del sector como los desafíos pendientes en materia de formalización laboral.
Detrás de cada obra hay historias humanas que dan vida a las estadísticas. Está el albañil que, con manos curtidas, levanta paredes bajo el sol; la arquitecta que sueña con diseños que combinen funcionalidad y belleza; el joven que encuentra en la construcción su primer empleo y, con él, la posibilidad de un futuro mejor. También están las familias que, tras años de ahorro, ven materializarse el sueño de la casa propia, o los emprendedores que apuestan por abrir un negocio en un local recién construido. La construcción, en este sentido, no es solo un motor económico, sino también un vehículo de esperanzas y proyectos colectivos.
El éxito de este sector no sería posible sin un marco normativo que lo apuntale. Las ordenanzas implementadas desde 2021 han sido clave para agilizar los procesos burocráticos, reducir costos y atraer inversiones. La modernización administrativa, que incluye plataformas digitales para la presentación de planos y la gestión de permisos, ha simplificado la vida de profesionales y desarrolladores. Los incentivos fiscales, por su parte, han estimulado la iniciativa privada, permitiendo que proyectos que podrían haber quedado en el papel se conviertan en realidad. Este enfoque ha convertido a General Pueyrredon en un referente para otras ciudades que buscan replicar su modelo.
Sin embargo, el crecimiento también plantea interrogantes. El boom constructivo, si bien beneficioso, debe ir acompañado de una planificación urbana que garantice un desarrollo equilibrado. ¿Cómo asegurar que la expansión de la ciudad no comprometa sus recursos naturales ni su identidad? ¿Qué medidas pueden tomarse para formalizar el empleo en un sector donde la informalidad sigue siendo un desafío? Estas preguntas no tienen respuestas sencillas, pero son esenciales para que el progreso sea sostenible y equitativo.
Mientras tanto, el sonido de las obras sigue marcando el pulso de Mar del Plata. En los barrios residenciales, en el centro comercial y en las zonas industriales, la construcción avanza con paso firme, levantando no solo edificios, sino también oportunidades. Las grúas que puntean el cielo son un recordatorio de que esta ciudad no se detiene, de que apuesta por crecer sin olvidar a quienes la sostienen: los trabajadores, los profesionales y los vecinos que, con su esfuerzo cotidiano, construyen el futuro.
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