Allá en el horizonte de la memoria, cuando el sol ardiente bañaba las arenas de Mar del Plata y las risas llenaban el aire, la emblemática silla Mar del Plata, o Bristol, reinaba en las playas, acompañando a generaciones de veraneantes en sus momentos de ocio y descanso. Hecha de mimbre, resistente al paso del tiempo y al rigor del clima costero, la silla se convirtió en un símbolo marplatense, un icono siempre presente en la memoria colectiva.
Creada a partir de la artesanía francesa y uruguaya y adaptada a las necesidades locales, la silla Mar del Plata ha sido testigo del devenir de la historia y del paisaje urbano de la ciudad. Sus inicios en las playas marplatenses datan de 1910, y desde entonces, esta silla se ha ido transformando, tanto en tamaño como en colores, sin perder nunca su esencia.
Otra de genios al sol en Mar del Plata: Borges, Silvina Ocampo y Bioy Casares junto a María Esther Vázquez. Celia Boldarín y Marta Bioy. Punta Mogotes. (Infaltable la silla de mimbre). pic.twitter.com/m8KJ2NTw8W
— Fotos de Familia MdP (@FotosFamiliaMdP) March 31, 2021
La silla Mar del Plata es más que un objeto funcional; es una cápsula del tiempo que nos transporta a esos días de verano llenos de alegría, cuando las playas rebosaban de vida y las familias se reunían alrededor de este icónico mueble. Este patrimonio histórico, artístico y cultural ha dejado una huella imborrable en el corazón de quienes alguna vez la ocuparon.
A pesar de que la silla Bristol ha sido reemplazada en gran medida por su versión plástica más moderna, la silla Mar del Plata sigue siendo un emblema de la ciudad y un símbolo de su riqueza cultural y patrimonial. Por ello, en 2009 fue declarada Patrimonio Histórico, Social, Artístico y Cultural, asegurando su preservación para las generaciones futuras.
Hoy, en confiterías y hogares nostálgicos, la silla Mar del Plata sigue ocupando un lugar especial. Es una reminiscencia de un pasado glorioso y un recordatorio de la importancia de valorar y preservar nuestro patrimonio cultural. Como un faro en el océano del tiempo, la silla Mar del Plata sigue brillando y evocando la belleza y la magia de aquellos veranos que, aunque lejanos, siguen viviendo en nuestros corazones.
Así, la silla Mar del Plata perdura como un monumento a la alegría, la amistad y el amor que compartimos en las playas de esta querida ciudad. Es un testamento a nuestra historia y un recordatorio de la importancia de conservar los símbolos que nos unen y nos definen. Y aunque el tiempo siga avanzando y las olas del mar sigan golpeando las costas de Mar del Plata, la silla Bristol permanecerá como un eterno recuerdo de los veranos inolvidables que hemos compartido.
NMDQ – Foto: Turismo Mar del Plata